En el año 2005 se aprobó el Decreto 42 con el objetivo de regular las medicinas complementarias, supervisar estas prácticas profesionales y asegurarse de que el servicio ofrecido sea seguro y de calidad. La normativa se conoce como “Reglamento para el ejercicio de las prácticas médicas alternativas” en un principio consideró que existía un interés de la población por las terapias alternativas, así que era necesario normalizar el ejercicio profesional de los trabajadores que se desempeñan en el área.
En consecuencia, se debía buscar formas en las que los profesionales regularizaran sus estudios por medio de universidades u obteniendo una autorización sanitaria. Por esa razón, hoy en día se puede estudiar carreras como técnico en homeopatía o diplomados de terapias complementarias en universidades chilenas.
Vale mencionar que en el 2012 la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó una investigación para conocer el alcance mundial de la Medicina Complementaria y Alternativa (MCA), y concluyó que en Chile el 71% de las personas utilizan alguna de estas terapias. Lo cual ubica a Chile como el país que más usa la MCA en toda América. En comparación con el resto de los países, solo Canadá supera el 50% con un 70%.
Con el tiempo se reconoció a la Acupuntura, la Homeopatía y a la Naturopatía como medicinas alternativas por parte del Ministerio de Salud de Chile (MINSAL), mediante decretos emitidos en el 2008, 2010 y 2013 respectivamente. Otras prácticas médicas alternativas como la Masoterapia y la Terapia Floral se encuentran en proceso de evaluación por el MINSAL.
Con respecto a la homeopatía o flores de bach (Terapia Floral), el reto para incorporarla como terapia alternativa oficial es que es difícil seguir un protocolo con las pruebas de esta terapia. Por lo que todavía no existe suficiente evidencia como para ser aceptada por el MINSAL.
Por último, los pacientes que prefieren este tipo de tratamientos pueden ir a diversas clínicas y hospitales que cuenten con Unidades de Terapia Complementaria.
En primer lugar, se proyecta que en unos años se consolidará la base científica que apoya este tipo de medicinas. Además, se revisará el estatus de los terapeutas complementarios, con el fin de mejorarlo. Asimismo, parte de las medidas planteadas por el MINSAL buscan dar a conocer las terapias complementarias, facilitar el acceso a las mismas de parte de la población e informar adecuadamente sobre sus beneficios y riesgos. De esta manera, el paciente puede tener mayor confianza en estas prácticas médicas, escoger mejor cuál terapia requiere y verse motivado a continuar con su tratamiento alternativo.
Las flores de Bach o terapia floral, son una terapia alternativa creada por el médico británico Edward Bach en la década de 1930, se basa en el uso de esencias florales medicinales para restablecer el equilibrio entre mente y cuerpo, ayudando a las personas a aceptar y trabajar sus emociones.
Se conoce que Edward Bach descubrió al menos 38 esencias florales, cada una de ellas vinculada a emociones o estados mentales particulares, tales como el miedo, la tristeza, la ansiedad y la falta de confianza en uno mismo, entre otros. Estas esencias se elaboran a través de la infusión de las flores en agua y posteriormente se mezclan con brandy u otro tipo de alcohol para su debida conservación.
El principal beneficio de la terapia floral, consiste en tratar problemas de salud emocional y mental, como se mencionó anteriormente, se descubrieron 38 tipos de esencias florales para tratar estos problemas, se dividieron en 7 tipos de diferentes de categorías como el miedo, inseguridad, soledad, aumento de sensibilidad, perdida de interés, desesperanza y preocupación. Dentro de estas categorías, cada flor posee una indicación específica. Por esta razón, se aconseja buscar orientación de un terapeuta floral.
Existen 3 tipos de métodos principales para la administración de las flores de Bach, las cuales consisten en:
Es de suma importancia mencionar que las Flores de Bach o la terapia floral, son una terapia alternativa o complementaria y no deben reemplazar el tratamiento médico convencional, especialmente para personas con condiciones médicas graves. Es recomendable antes consultar a un profesional de la salud antes de realizar cambios en tu tratamiento médico.
El biomagnetismo es una terapia alternativa que utiliza imanes naturales de mediana intensidad para tratar distintos tipos de enfermedades o disfunciones en el organismo, desde aliviar síntomas de un simple resfriado o dolores de cabeza hasta liberar al paciente de tumores y de otras afecciones más graves. Esta consiste en posicionar un imán en el punto del desequilibrio y otro imán en un punto de polaridad contraria para lograr este equilibrio a través del llamado “par biomagnético”.
El Dr. Goiz Durán, quien es el creador de esta terapia, se basa en una teoría fundamental que sostiene que la mayoría de las enfermedades en el cuerpo humano son causadas por un desequilibrio en el pH. Según esta teoría, al corregir este desequilibrio, se podría lograr una mejora significativa en la salud.
Algunos de los beneficios que se han afirmado sobre el biomagnetismo, son los siguientes:
A pesar de los beneficios antes mencionados, este tipo de terapia alternativa no es recomendable para todas las personas, por ejemplo, no es recomendable que se aplique en mujeres embarazadas o personas que tengan aparatos como los marcapasos, ya que no se les podría aplicar imágenes en ciertas zonas.
De igual forma, no es indicado para personas con cáncer que se encuentran en tratamientos de quimioterapia, puesto que la quimioterapia altera el campo magnético del cuerpo y se hará difícil realizar un diagnóstico efectivo de la enfermedad. Aunque en estos casos, los pacientes con cáncer, pueden bien recibir la terapia biomagnética antes de empezar la quimioterapia o bien después de haberla finalizado por completo.
Es importante señalar que los beneficios del biomagnetismo son subjetivos y anecdóticos en su mayoría, y no han sido respaldados de manera concluyente por estudios científicos independientes. Antes de considerar el biomagnetismo como una alternativa de tratamiento, es esencial consultar a un profesional de la salud y explorar opciones de tratamiento respaldadas por evidencia científica para abordar las condiciones médicas específicas de ser necesario.
La Terapia Reiki es una forma de terapia energética japonesa que se originó a principios del siglo XX. El Reiki se originó de los monjes budistas, “Rei” significa “espíritu universal” y “ki” significa “energía vital”. Es denominada terapia alternativa o complementaria, ya que los profesionales terapeutas pueden mejorar el flujo y el equilibrio de la energía mediante la canalización de la misma.
Esta terapia es realizada por un profesional certificado, conocido como un terapeuta de Reiki, maestro Reiki o también conocidos en Chile como “curanderos”. Estos canalizan la energía universal a través de sus manos hacia el cuerpo del paciente. El objetivo de esta terapia consiste en equilibrar y armonizar la energía vital de una persona, promoviendo así la curación física, mental, emocional y espiritual.
Una sesión de terapia Reiki puede durar de 30 a 60 minutos, la principal herramienta del curandero o terapeuta, son sus manos, este las coloca en diferentes posiciones sobre o cerca del cuerpo de paciente, se conoce que durante una sesión de Terapia Reiki, la energía fluye a través de las manos del profesional hacia el cuerpo de paciente. Este flujo de energía se cree que tiene la capacidad de disolver bloqueos energéticos, fomentando así una profunda sensación de relajación y bienestar. Los conocedores del Reiki argumentan que esta práctica puede aliviar el estrés, mitigar el dolor, mejorar la calidad del sueño y respaldar el proceso natural de curación del cuerpo.
Es importante que consideres el Reiki como una terapia complementaria o alternativa en lugar de un reemplazo a los tratamientos médicos convencionales, especialmente para condiciones médicas graves. Además, es fundamental que estas sean llevadas a cabo por terapeutas de Reiki o curanderos certificados y con alta experiencia para garantizar tu salud y bienestar.
La acupuntura es una técnica curativa muy usada en la medicina tradicional china, que utiliza agujas delgadas para estimular los puntos de energía del cuerpo y promover la recuperación del paciente. Esta técnica trabaja restaurando el poder natural de sanación del cuerpo, para ayudar al organismo a sanar por sí mismo de forma natural.
En una sesión de acupuntura, el profesional coloca agujas en los brazos, espalda, cuello y otras áreas en donde el paciente tenga el flujo de energía bloqueado, para estimular puntos de presión ubicados en la piel, liberando energía para curar el cuerpo.
Los beneficios de la acupuntura son muchos, ya que no solo alivia el dolor a corto plazo, sino que también ayuda a disminuir los síntomas de enfermedades crónicas y terminales. De forma general, la acupuntura tiene la habilidad de acelerar el proceso de recuperación del cuerpo y también se ha demostrado que tiene un impacto positivo en la salud mental, puesto que disminuye los síntomas de la depresión y la ansiedad.
La acupuntura puede ser útil en el tratamiento de una amplia variedad de enfermedades. Aunque este tratamiento no representa la cura definitiva de ninguna condición, se ha demostrado que es un efectivo acelerador del proceso de recuperación del cuerpo humano. Esta terapia puede contribuir en el tratamiento de enfermedades como:
Es importante que si deseas realizarte una terapia de acupuntura acudas directamente con un profesional, de esta forma asegurarás el buen resultado de la terapia y una buena praxis en todo el proceso.
Es una terapia curativa y relajante proveniente de la medicina tradicional china, que combina los principios del masaje convencional y de la acupuntura. En esta terapia no se usan agujas delgadas sino las puntas de los dedos, pero al igual que en la acupuntura se parte del principio de hacer presión en puntos específicos del cuerpo para liberar energía bloqueada que contribuya con el proceso de sanación de la persona.
También se pueden utilizar los nudillos de una forma suave, para mayor comodidad del paciente. Por lo general, el profesional primero hace una evaluación para detectar cuáles son los puntos de energía más afectados y luego comienza a efectuar presión en cada uno de ellos por periodos que van desde los 15 segundos hasta los 2 minutos.
